HAN pasado 37 años desde que la ikurriña renovó sus castigadas energías en Atotxa, hogar de la Real Sociedad en un tiempo que pertenece ya a un carismático pasado. Mañana, de hecho, se habrán cumplido 37 años y un mes exacto desde que los corazones de innumerables vascos y vascas se encogieron como consecuencia de una iniciativa que se convirtió en símbolo de la lucha por la libertad.

El fútbol, capaz de generar todo tipo de emociones y sensaciones, se convirtió en la excusa perfecta para dar vuelo a un acto tan audaz como peligroso. Ninguno de los involucrados sabía a ciencia cierta en qué depararía tamaña reivindicación pública, pero el paso al frente resultó unánime en los vestuarios de Real y Athletic, hermanados entonces por un objetivo común: defender más allá del ámbito privado la libertad de posar con una ikurriña…

vía «Sabíamos que nos jugábamos mucho». Deia. Noticias de Bizkaia...