BILBAO – Resulta que Joaquín Caparrós debía estar hecho un lío. Si ganaba su Levante, beneficiaba a su Sevilla y dejaba tocado a su Athletic. Si era al revés, se cambiaban las tornas. Probablemente, no se trataba de plato de buen gusto para el utrerano, que tiene virtualmente sellada la permanencia con los granotas. Salió lo segundo, con lo que el conjunto rojiblanco se quitaba un peso de encima en un encuentro al que llegaba nervioso desde la víspera, cuando supo que el equipo sevillista se había puesto a solo tres puntos. Presión con mayúsculas…

vía Y que siga la presión. Deia. Noticias de Bizkaia...