Ganar en el Villamarín no resulta sencillo. La afición del Betis también juega su partido. Aprieta de principio a fin y no para de animar a los suyos, de presionar al rival y, ayer al menos, de protestar al árbitro en todas y cada una de las acciones más o menos polémicas. Martínez Munuera no se arrugó ayer noche. El equipo de Ziganda, tampoco…
a través de MD