Los amantes del morbo debían estar encantados el año pasado con el cariz que tomó la pretemporada rojiblanca. La bronca de Bielsa por las obras de Lezama; el tira y afloja de Javi Martínez con el Bayern y su salto final -salvando algunas vallas- a Munich; el no de Llorente; la ‘pira’ generalizada al Circo Mundial…. Material más que de sobra para muchas horas de ‘Sálvame’.

Han pasado doce meses. ¡Qué diferente este verano! El Athletic es ahora una balsa de aceite. Con la plantilla cerrada a falta de ese interior zurdo tan deseado por Valverde como difícil de encontrar, en el entorno rojiblanco sólo se habla de fútbol. El aficionado se pregunta si Muniain volverá a ser el que era cuando debutó con 16 años. O cuántos goles será capaz de meter Sola. O si Beñat será capaz de hacer con el Athletic el juego que lució en el Betis. Y está expectante por ver si Balenziaga o Saborit acabarán desbancando del lateral izquierdo a Aurtenetxe. En definitiva, lo que quiere saber la hinchada es si el Athletic resurgirá de las cenizas de una campaña que empezó mal y no acabó mucho mejor.

La carrera contra el reloj por tener listo San Mamés Barria para empezar allí la Liga o la demolición de la vieja Catedral son los únicos asuntos extradeportivos que pueden desviar la atención de lo que ocurra en los diferentes test veraniegos. En el de ayer, nueva victoria holgada para los leones. Cierto que el Eintracht Braunschweig, pese a ser equipo de Bundesliga, no ofreció mucha más resistencia que el Bermeo siete días antes. Pero se van viendo cositas. Y todo centrado en el verde. Sin polémicas. ¡Qué gozada! Ya sé, es sólo fútbol, pero me gusta

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